El fútbol es de los futbolistas. Partir de esta premisa es importante de cara a contextualizar lo que significa en un equipo la figura de un entrenador, al final este depende de los jugadores de los que dispone, nunca al revés. A pesar de esto hay momentos o situaciones en las que el técnico no ofrece soluciones a sus pupilos que deben plasmar sobre el césped lo trabajado durante una semana hasta el punto que su destitución se hace hasta saludable. En el caso de Ronald Koeman podemos estar ante una situación así: Su despido estaría justificado por no aportar soluciones a sus entrenados.
El héroe de Wembley se ha justificado repetidamente que está el club en pleno proceso de reconstrucción con una plantilla extremadamente joven, con veteranos cuyo rendimiento ha menguado exponencialmente y sin ninguna estrella de renombre sobre los que cimentar un equipo campeón. Teniendo razón Ronald, en este caso el Barça carece de talento y de materia prima suficiente con la que competir a la altura de la exigencia de un club como el culé, no está tampoco aportando un extra desde el banquillo que permita al colectivo sobrevivir o competir más allá del talento disponible.
No se puede exigir lo que se exigía hasta hace un año: Ni la Champions es posible ni seguramente una liga española como la actual esté dentro del alcance de la suma individual de las piezas de la actual plantilla azulgrana, ¿pero no podría el entrenador, con las piezas a su alcance, dotar de un trabajo colectivo medio parecido al que dispone la selección española dirigida por Luís Enrique? Uno analiza la convocatoria de Lucho en esta última Nations League, el juego desplegado (con la presencia de Eric García, Sergio Busquets o Gavi) y no puede dejar de pensar que, al menos, Koeman podría llegar a conseguir con trabajo y con el escaso talento a su disposición un nivel de juego parecido que acercaría al Barcelona a competir algo por encima a lo que está cosechando actualmente.
El factor Nico González
A Ronald Koeman se le podrán achacar muchas cosas, pero no la de no confiar en los jóvenes: La realidad y los hechos demuestran que no ha tenido miedo de dar galones a los chicos del filial si lo veía oportuno. Figuras como las de Mingueza, Eric Garcia, Gavi, Pedri o incluso Demir son enteramente suyas y serán sí o sí parte de su legado. A pesar de ello uno de los hechos que un técnico no puede hacer en público es la de señalar a un jugador en concreto para culparle de poco menos que de todos los males que sufre el equipo. Según Koeman, el gol de Lemar que supuso el 1-0 vs Atlético de Madrid se dio por un error en el marcaje por parte del canterano azulgrana, que además fue sustituido al descanso en el Wanda Metropolitano.
Seguramente Ronald, en un análisis más concienzudo sobre esa jugada, tendrá razón: Nico debía haber seguido a Lemar y cubierto esa acción, pero también sería justo juzgar la acción defensiva de Piqué o de Busquets, la cobertura casi al centro del campo de Araujo y como se gana la espalda de Mingueza para tener una panorámica más global que no simplifique todo en una mala decisión de Nico González. Ni se perdió por él ni su sustitución supuso tampoco una mejoría en el rendimiento del Barça en Madrid.
Al final, teniendo o no razones Koeman, la realidad es que probablemente tenga la suficiente materia prima para conseguir que el equipo, a pesar de no contar con el talento deseado, juegue a un nivel digno y competitivo que aproveche las virtudes de sus principales figuras. Y si es destituido, si al final los rumores sobre su despido se terminan confirmando, no será el presidente sino el propio deporte, el césped, el fútbol, quien justificará este anticipado final.