Para nadie es un secreto que tras la llegada de Xavi a Can Barça, el equipo ha mostrado un nuevo rostro, uno muy positivo. El de Tarrasa ha logrado hacer de su grupo de jugadores, una cuadrilla más compacta, inteligente y competitiva, sin dejar atrás la frescura que aporta el legendario ex jugador del Barça.
El pasado jueves el Barça se medía contra el Galatasaray por Europa League y llegaba como claro favorito. Desafortunadamente, no todo puede ser siempre color de rosa y todas las rachas (en este caso; racha de gol) tienen un final.
Los números acompañaban a Xavi:
Previo al choque, el Barça venía de anotar un total de 22 goles en 8 partidos (seguidos sin conocer derrota) por Liga y Europa League, números que para cualquier equipo servirían como envión anímico sin dudas. Todo estaba preparado para recibir en casa al equipo turco. Conocido como un equipo que, para no estar bien posicionado en su competición local, tenían todos muy claro que iban a defender su portería a capa y espada.
Empate sin goles, con sensación poco positiva para los culés:
El Barça desarrolló con éxito (en la gran mayoría del partido) su tarea de la tenencia y posesión, dejando claro cómo y en qué áreas de la cancha se jugaría el partido. Aún cuando el equipo culé tenía claro que era necesario mover la pelota, cambiar constantemente la orientación del juego, para poder abrir los espacios y lastimar, no pudo conseguir nada más allá que poco peligro y sin frutos.
El equipo blaugrana deberá ir con todo a Turquía para conseguir la victoria y continuar en la competición. Tarea muy difícil ya que acto siguiente, debe medirse con nada más y nada menos que con el Real Madrid.